Jodi Adrian
Hace algunos años atrás, nació en mi un nuevo deseo— el de ofrecer consejería. Dios en su infinita gracia y bendición, me concedió las oportunidades para estudiar e incrementar mis conocimientos, tanto en mí misma como en aquellos de mi entorno. Una de estas increíbles e invaluables oportunidades fué el trabajar en el Centro de Crisis de Embarazo, ofreciendo apoyo a mujeres embarazadas. Este rol y ofreciéndo consejería a personas con diferentes historias y de diferentes partes del mundo han incrementado mi amor por la humanidad.
Como tú, he experimentado dolor y pérdidas. También gozo, triunfos y paz. Nací y crecí en Lima, Perú y a una temprana edad conocí el amor de Jesucristo hacia mí en medio del sufrimiento. Por los últimos 16 años y en compañía de mi esposo quien nació y creció en Merritt, BC, he abrazado a éste país como si fuera el mío. Hoy, mi esposo y yo residimos en New Westminster con nuestras dos dulces perritas bichon-poodles.
En mi vida diaria, veo y reconozco la gracia de Dios y la belleza de su creación a través de la humanidad y la belleza en el mundo natural— especialmente en plantas; lo individualmente únicas y frágiles que son y al mismo tiempo cuán resistentes son, es simplemente un misterio para mí. De la misma manera, nosotros como seres creados hechos a imágen y semejanza de Dios, vivimos en éste mundo caído y somos débiles cuando afrontamos nuestras vidas solos, pero somos hechos fuertes en Jesucristo, nuestro Señor y Salvador quién nos dá agua viva para continuar creciendo a pesar de las dificultades. Mi anhelo es que cuando caminemos juntos, habrá reconciliación entre tú y Dios, quien te ama y quiere que el poder redentor de su Hijo Jesucristo brille a través de tí. Mi esperanza es que en medio de tu sufrimiento, te mantengas agarrado a Cristo Jesus porque tenemos sólo dos opciones por escoger cuando sentimos dolor: Corremos lejos de Cristo o Corremos hacia Cristo. Mientras escribo éstas palabras, siento el confort y el ánimo de nuestro Dios quien habla a su pueblo a través de su Palabra:
“Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña que Jesus les había indicado. Cuando la vieron, lo adoraron; pero algunos dudaban. Jesus se acercó entonces a ellos y les dijo: Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.”
Mateo 28: 16-20
Jessica Brown
RPC-C
604-347-7711
About Jodi
FELLOW SOJOURNERS...
Like you, I too am navigating life here on earth amidst all its sorrow and joy, struggle and beauty, hopes and disappointments. As a woman and a mother of four daughters (one welcomed into our family through marriage to my son), I know intimately the issues which invade the hearts and minds of women. God has also blessed my husband and I with over eighteen years of raising a child with special needs. The challenges and joy that accompany our family in this have been ones that God has used to deepen my understanding of Him, as well as my understanding of what it means to be human. Working with children and youth of all abilities is one of the greatest blessings in counselling, as I inevitably encounter the bravery of young people who share their hurts and questions with me.
Having been married to my husband for over twenty-seven years, the reality that marriage involves continual battles of the heart as we choose to love or hate, forgive or become embittered, honor or manipulate one another, has pushed me to seek to understand more of what God intends for us in relationship.
While I acknowledge that everyone's story is unique, and no one's experience of pain is the same as another, I do believe there are commonalities of the heart (which are seen most clearly in how we respond to the things that come our way). With this understanding, I have sought, with much study and prayer throughout my life, to discern the human heart and all its struggles, so that I might be used by God to walk alongside others in times of pain and confusion. As Paul says in 2 Corinthians,
"Blessed be the God and Father of our Lord Jesus Christ, the Father of mercies and God of all comfort, who comforts us in all our affliction, so that we may be able to comfort those who are in any affliction, with the comfort with which we ourselves are comforted by God" (2 Cor. 1: 3-4).
I look forward to hearing your story . . .
Jodi Adrian
M.A., RPC, MPCC